Comencé mi camino en el yoga a través de los libros del maestro Iyengar. En aquella época, en los pueblos, no había el acceso a clases como hay ahora, así que con las herramientas que tenía hacía lo que podía. Durante esa época también estuve muy centrada en la filosofía y espiritualidad del yoga, experimentando en primera persona la filosofía Vedanta y las prácticas contemplativas.

Después de años de práctica personal decidí formarme como profesora para poder compartir los beneficios que el yoga me había aportado. En 2020 inicié mi camino en la Escuela Internacional de Yoga, formándome como instructora para luego continuar con la formación de Profesora y la especialidad de Yoga Restaurativo.

Gracias a la formación de instructores en la escuela, conocí al maestro Krishnamacharya, surgiendo en mí la necesidad de indagar en su vida y sus enseñanzas, lo que me llevó a formarme en Ashtanga Vinyasa Yoga y en Nutrición Ayurveda.

Hoy, gracias a la formación recibida, he podido desarrollar “Yoga En/Clave Rural”, un espacio donde acercar el yoga a las personas que viven en el pueblo. A través de la práctica de yoga acompaño a mis alumnos en la indagación de la escucha y la conexión con el cuerpo, en la observación de la respiración, en el desarrollo del autoconocimiento y en el respeto y amor a los propios procesos.

Creo profundamente que la única forma de que el yoga surta efecto en tu vida es practicando y seguir sintiéndote alumna, independientemente de los años que lleves, es el mejor regalo y del que estoy eternamente agradecida.

Namaste.